una cascada con una montaña al fondo al atardecer.
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James Taylor blog writer
James Taylor

La Península de Snæfellsnes: la mejor “mini” ruta de Islandia

¿Te apetece hacer una ruta por carretera alrededor de la Península de Snæfellsnes?

¡Estás en el lugar adecuado! Aquí tienes todo lo que necesitas saber para disfrutar al máximo de esta zona increíble de Islandia.

¿Qué es la Península de Snæfellsnes?

La Península de Snæfellsnes se parece mucho a una versión “en miniatura” de Islandia: en un espacio relativamente pequeño podrás ver glaciares, volcanes, playas de arena negra, campos de lava y cascadas, todo a solo unas horas en coche desde Reikiavik. Si te apetece ver los paisajes salvajes de Islandia pero no te sientes con ganas de dar toda la vuelta al país, Snæfellsnes es la opción perfecta.

Uno de los grandes atractivos de la zona es el glaciar Snæfellsjökull, que corona un volcán milenario en pleno Parque Nacional de Snæfellsjökull. Muy cerca, el Monte Kirkjufell —la montaña más fotografiada de Islandia— se alza de forma espectacular en la costa. Y eso no es todo: la península está llena de cascadas, impresionantes acantilados, campos de lava y playas azotadas por el viento.

En esta guía te cuento qué ver, cuándo ir, dónde alojarte y algunos consejos útiles para aprovechar tu visita al máximo.

Las mejores atracciones de Snæfellsnes

Snæfellsnes reúne todo lo que hace de Islandia un lugar único: dos grandes fiordos que flanquean la península, cascadas que descienden por montañas que dividen la costa norte y la sur, y un combo volcán-glaciar que domina los paisajes y los acantilados en la punta de la península. A continuación te dejo una lista de lo imprescindible para tu ruta.

Cráter Eldborg

Si sales desde Reikiavik, la primera parada importante es el cráter Eldborg. Es un cono volcánico casi perfecto que se levanta en medio de los campos de lava, en la zona oeste de la península. Un sendero bien señalizado te lleva hasta el borde, donde podrás contemplar unas vistas tremendas de la península y asomarte al interior del cráter. El camino dura alrededor de una hora en cada sentido y es de subida moderada. Nada demasiado duro.

Cráter Eldborg

Playa de Ytri Tunga

Continuando hacia el oeste por la costa sur, te encontrarás con Ytri Tunga, una playa de arena dorada (toda una rareza en Islandia) famosa por la colonia de focas grises que suele merodear por allí. Es una playa con mucho viento y con vistas al fiordo, perfecta para estirar un poco las piernas y, con suerte, ver focas descansando.

Playa Ytri Tunga

Búðakirkja

Cerca del Parque Nacional de Snæfellsjökull, un desvío te lleva hasta Búðakirkja, una pequeña iglesia de madera negra que destaca muchísimo sobre los campos de lava que la rodean. Fue construida en el siglo XIX y se ha convertido en uno de los lugares favoritos para hacer fotos por su silueta negra que contrasta con el paisaje (y a veces con el glaciar de fondo).

Desfiladero de Rauðfeldsgjá

De vuelta en la carretera principal y ya más cerca del glaciar, encontrarás Rauðfeldsgjá, un desfiladero estrecho que se adentra en la ladera de la montaña. Entrar en él es toda una aventura: te toca caminar junto al río y ayudarte de unas cadenas ancladas en la pared para llegar a una cascada oculta. La leyenda islandesa cuenta que recibe su nombre de un chico arrojado allí como castigo. Una de tantas historias fascinantes ligadas a esta región.

Desfiladero de Rauðfeldsgjá

Acantilados de Arnarstapi

En la parte más occidental del parque nacional, el diminuto pueblo de Arnarstapi ofrece algunos de los paisajes costeros más espectaculares de Snæfellsnes. Altos acantilados de basalto, arcos de piedra sobre el mar y un sinfín de aves sobrevolando la zona. El camino de Arnarstapi a Hellnar es cortito, fácil de recorrer, y pasa por formaciones de lava y un curioso monumento de piedra dedicado al semitrol Bárður Snæfellsás.

Arnarstapi

Acantilados de Lóndrangar

Una vez que te adentres en el lado sur del Parque Nacional de Snæfellsjökull, vas a ver de inmediato los gigantescos pináculos de basalto llamados Lóndrangar. Parecen restos de un castillo antiguo que sale del mar, fruto de la actividad volcánica del Snæfellsjökull. En verano, se ven un montón de aves anidando en los acantilados, y las puedes observar desde una plataforma cercana.

Lóndrangar

Cueva de Vatnshellir

Muy cerca de Lóndrangar se encuentra la Cueva de Vatnshellir, uno de los planes más originales de la península. Aquí puedes unirte a un tour y bajar al interior de un tubo de lava de 8.000 años de antigüedad. Bajando por una escalera de caracol, desciendes 35 metros para ver formaciones rocosas, túneles retorcidos y brillantes depósitos minerales, testigos de las antiguas erupciones.

La cueva Vatnshellir

Playa de Djúpalónssandur

Djúpalónssandur es una playa de arena negra, a un corto desvío de la carretera principal, famosa por los restos oxidados de un viejo barco pesquero británico. Los acantilados y los campos de lava que la rodean crean un ambiente muy salvaje. Si te apetece un reto, Dritvík está muy cerca, y puedes intentar levantar las piedras que usaban los pescadores para medir su fuerza.

Djúpalónssandur

Cráter Saxhóll

Al seguir hacia el norte, el paisaje se vuelve aún más dramático. La zona noroeste está llena de cráteres grandes y pequeños rodeados de viejas mantos de lava. Con suerte puedes ver el glaciar sin nubes de camino. Para unas vistas panorámicas impresionantes, puedes subir al cráter Saxhóll, un paseo corto que termina con vistas de campos de lava y la costa. La subida tiene escaleras, así que es bastante simple.

Cráter Saxhóll

Playa de Skarðsvík

Si te desvías un poco más al oeste, dentro del parque nacional, llegas a la Playa de Skarðsvík: una cala de arena dorada, rodeada de campos de lava áspera, que contrasta muchísimo con las típicas playas de arena negra de la zona. Es un lugar de otro mundo, con olas rompiendo y acantilados volcánicos rodeándolo.

Playa de Skarðsvík

Faro de Svörtuloft

Desde Skarðsvík, un camino de tierra bastante complejo se adentra en esta zona remota hasta llegar a Svörtuloft, donde verás un faro naranja muy llamativo en lo alto de unos acantilados de color negro intenso. El trayecto puede ser un pelín largo, pero los arcos de piedra y las olas rompiendo en los acantilados merecen la pena. Aunque la primera parte del camino es menos cómoda, la subida al faro ya es por una plataforma cómoda de andar.

El faro de Svörtuloft mirando al océano

Kirkjufell y Kirkjufellsfoss

Posiblemente la montaña más fotografiada de Islandia, Kirkjufell surge como un pico afilado en la costa norte de Snæfellsnes. La famosa foto se consigue desde el otro lado de la carretera, con la cascada Kirkjufellsfoss en primer plano y la montaña puntiaguda de fondo. Si viajas entre septiembre y abril, este lugar también es de los mejores para contemplar auroras boreales.

Kirkjufell y Kirkjufellsfoss

Grundarfoss

Un poco más allá de Grundarfjörður, está Grundarfoss, otra de las joyas menos conocidas de la zona. Esta cascada cae unos 70 metros sobre un acantilado de basalto y está rodeada de colinas verdes. El sendero que te lleva hasta allí es corto y tranquilo, así que suele pasar desapercibido en comparación con la popular Kirkjufell.

Grundarfoss

Stykkishólmur

Stykkishólmur es el pueblo más grande de Snæfellsnes y su colorido puerto pesquero es de lo más pintoresco. Tiene casas de madera de colores vivos, marisco de calidad y vistas increíbles de la bahía de Breiðafjörður. Si tienes tiempo, puedes unirte a un tour para explorar las islas de la bahía, o quedarte en tierra y subir a la colina de Súgandisey, que ofrece panorámicas preciosas de la costa y del propio pueblo.

Stykkishólmur

Campo de lava de Berserkjahraun

Este lugar es un paisaje surrealista de lava cubierta de musgo, protagonista de una de las sagas más intensas de Islandia. La leyenda dice que dos “berserkers” (guerreros de Odín) abrieron un camino a base de golpes a través de la lava para impresionar al padre de una doncella y ganarse su mano. Más allá de la historia, el entorno en sí es fascinante y merece la visita.

Región de Berserkjahraun

Snæfellsnes hace honor a su apodo de “Islandia en Miniatura”, aunando todo lo mejor de Islandia en un solo lugar: volcanes, glaciares, playas, historias legendarias y fauna salvaje.

Aguas termales y piscinas en la Península de Snæfellsnes

¿Te preguntas si hay aguas termales en Snæfellsnes? Aunque no hay tantas como en zonas como Reykjadalur o Mývatn, puedes disfrutar de algunas termas geniales y darte un chapuzón calentito.

Lýsuhólslaug, por ejemplo, es una piscina geotermal rica en minerales que está en la costa sur de la península. También hay piscinas municipales con jacuzzis en Ólafsvík, Grundarfjörður y Stykkishólmur. Si buscas una experiencia más solitaria, la pequeña fuente termal de Landbrotalaug, cerca del borde oriental de la península, es perfecta para un par de personas.

Landbrotalaug

Un itinerario perfecto de 2 días por la Península de Snæfellsnes

Aunque mucha gente recorre la península en un día, si quieres conocerla a fondo lo ideal es dedicarle dos o incluso tres días. Este es un itinerario de 2 días que cubre lo esencial pero deja hueco para explorar a tu aire y descubrir rincones únicos que hacen que viajar por Islandia sea tan especial.

Día 1: Costa sur y Parque Nacional de Snæfellsjökull

El viaje empieza con unas 2,5 horas de coche desde Reikiavik hasta Snæfellsnes. Coge la famosa Ring Road (Ruta 1) hacia el norte hasta Borgarnes (la última gran parada para comprar provisiones) y luego sigue por la Ruta 54 hacia el oeste para adentrarte en la península.

Mañana

  • Playa de Ytri Tunga: Una playa de arena dorada (muy rara en Islandia) donde suelen verse focas grises.
  • Búðakirkja: La fotogénica iglesia de madera negra sobre campos de lava inmensos.
  • Desfiladero de Rauðfeldsgjá: Un cañón estrecho que se mete en la montaña. Un pequeño desafío que te lleva hasta una cascada oculta.

Tarde

  • Acantilados de Arnarstapi: Impresionantes formaciones de basalto, un monumento de piedra y un corto sendero a Hellnar.
  • Acantilados de Lóndrangar: Dos columnas de basalto gigantes que parecen un castillo en ruinas asomando en el mar.
  • Playa de Djúpalónssandur y Dritvík: Playa de arena negra con restos de un viejo barco naufragado. Anímate a probar las piedras de levantar de los antiguos pescadores.

Noche

  • Playa de Skarðsvík: Una cala de arena dorada rodeada de acantilados de lava negra, un contraste espectacular.
  • Faro de Svörtuloft (opcional): Un faro naranja muy fotogénico en unos acantilados salvajes, en la punta occidental de Snæfellsnes.
  • Alojamiento en Hellissandur o Rif: Si vas a acampar, el camping de Hellissandur es de los mejores de la zona.
una pequeña casa blanca está situada en la cima de una colina rocosa junto al océano .

Día 2: Costa norte y Stykkishólmur

La parte norte de Snæfellsnes tiene otro ambiente: pueblos pesqueros tranquilos, fiordos profundos y unas vistas costeras increíbles.

Mañana

  • Kirkjufell y Kirkjufellsfoss: Llega pronto para evitar aglomeraciones y fotografiar la montaña más famosa de Islandia.
  • Grundarfoss: Una cascada de 70 metros, bastante cerca de Grundarfjörður y casi siempre sin gente.
  • Campo de lava de Berserkjahraun: Conduce por este paisaje de lava cubierto de musgo ligado a la historia de dos berserkers.

Tarde

Stykkishólmur: El pueblo más animado de la península, con casas de colores y marisco delicioso.

  • Acantilado de Súgandisey: Sube la colina para disfrutar de unas vistas geniales de la bahía.
  • Library of Water (Biblioteca del Agua): Una curiosa instalación de arte con columnas de hielo glaciar derretido.
  • Excursiones en barco por Breiðafjörður (opcional): Para ver frailecillos, focas y más acantilados.

Noche

Landbrotalaug: Si vuelves hacia Reikiavik, en el extremo sur de la península puedes parar en esta pequeña fuente termal. Cuanto más tarde llegues, más probabilidades de disfrutarla solo.

Dónde alojarse en la península de Snæfellsnes

¿Buscas un buen sitio para dormir o acampar en la península de Snæfellsnes? Aquí tienes algunas sugerencias. Aunque no hay alojamientos dentro del Parque Nacional de Snæfellsjökull, hay muchos hoteles y campings en las costas norte y sur. Aquí te doy sitios desde donde después puedes llegar fácil a los lugares que te hemos contado antes.

La costa sur

La orilla sur de Snæfellsnes es una extensa franja de tierras de cultivo azotadas por el viento, con carreteras solitarias que recorren la costa y pocas opciones para quedarte. Si sales temprano desde Reikiavik, lo mejor es buscar un alojamiento cerca del parque para aprovechar las vistas más impactantes. Los pueblos de Arnarstapi y Hellnar son las bases más populares. Arnarstapi es un poco más grande y tiene algún que otro restaurante.

A las afueras de Arnarstapi está el Oxl Guesthouse, un lugar sencillo pero acogedor, con vistas geniales de los alrededores. Si quieres algo más especial, cerca de ahí está el famoso Hótel Búðir, en medio de un campo de lava con vistas tanto al Atlántico como al glaciar Snæfellsjökull.

Si sales de Reikiavik a mediodía o por la tarde, quizá te interese quedarte más al este de la costa. Lýsuhóll es un lugar rústico en una granja familiar de caballos, ideal si buscas algo más auténtico. También tienes el Hotel Langaholt, otro hotel de gestión familiar con un ambiente tranquilo y cercano, perfecto para explorar la península.

Para quienes salen de Reikiavik más tarde, está el Hótel Snæfellsnes, un alojamiento rural muy tranquilo, y cerca de ahí el nuevo Miðhraun Lava Resort, que tiene apartamentos, cabañas y habitaciones muy bien equipadas, con un baño geotérmico y restaurante incluidos.

Hótel Búðir desde arriba

La costa norte

La parte norte de Snæfellsnes tiene un ambiente distinto: pueblos pesqueros más grandes, vistas espectaculares de los fiordos y una costa más escarpada con más servicios que la zona sur. Tras visitar el Parque Nacional de Snæfellsjökull, Hellissandur y Rif son puntos tranquilos para pasar la noche, con puestas de sol inolvidables sobre el mar.

Un poco más al este está Ólafsvík, uno de los pueblos pesqueros más antiguos de la península. Tiene algunos restaurantes y alojamientos como Hótel Ólafsvík y Við Hafið Guesthouse. Siguiendo la carretera, llegas a Grundarfjörður, donde se está Kirkjufell, la montaña más fotografiada de Islandia. Tanto el pueblo como sus alrededores tienen varios hoteles y casas de huéspedes, al lado de picos y penínsulas que te van a dejar boquiabierto.

La última gran parada en la costa norte es Stykkishólmur, un precioso puerto y puerta de entrada a los Westfjords. Con bastantes opciones de alojamiento, es una buena base si vienes desde Reikiavik y quieres explorar esta parte antes de bajar por el parque nacional. En la ciudad, el Hótel Egilsen es el que más encanto tiene, al estar en un antiguo edificio restaurado que conserva mucho carácter.

Hótel Egilsen

Las mejores zonas de acampada en la península de Snæfellsnes

Si viajas en cámper o en autocaravana, echa un vistazo a estas zonas de acampada:

  • Hellissandur Campsite: perfecto si terminas el día cerca del límite norte del parque. La costa es preciosa y han renovado las instalaciones hace poco.
  • Ólafsvík: también hay un buen camping en esta localidad de la costa norte.
  • Grundarfjörður y Stykkishólmur: sus campings no son los mejores del mundo y tienen menos servicios, pero están muy bien situados para ver Kirkjufell cuando hay menos gente o para salir temprano al ferry que lleva a los Westfjords.

En la costa sur, también hay un camping en Arnarstapi y otros más repartidos por la península.

Cuándo visitar Snæfellsnes

Mi recomendación personal es ir a la península de Snæfellsnes en abril o mayo. Sigue habiedo poca gente, los días son cada vez más largos y el tiempo empieza a mejorar. Para mí, es la época ideal porque las carreteras suelen estar despejadas, el paisaje sigue siendo espectacular y tienes más horas de luz para aprovechar. Dicho esto, cada estación tiene su propio encanto, así que aquí te cuento un poco más de cada una:

Primavera en Snæfellsnes (marzo a mayo)

En primavera todavía las montañas siguen estando nevadas, pero casi siempre puedes conducir sin problema por las carreteras de la costa. Las temperaturas rondan entre -1 °C y 8 °C, y en mayo ya hay unas 18 horas de luz, así que te da tiempo de sobra a recorrer la zona. Además, suele haber menos gente, lo que hace que lugares como Kirkjufell o Arnarstapi, que normalmente son súper turísticos, sean más tranquilos.

Verano (junio a agosto)

En verano (10 °C a 15 °C) casi no oscurece, por eso es la época más popular. Hay más turistas, precios un poco más altos y hoteles y campings llenos. Aun así, la luz de medianoche permite explorar a horas en las que la mayoría de la gente está durmiendo, algo que puede ser toda una experiencia.

Otoño (septiembre a noviembre)

Para mí, el otoño es una joya infravalorada. Las temperaturas bajan un poco (2 °C a 10 °C) y los campos de lava cubiertos de musgo se tiñen de rojos y dorados. Además, las noches más largas te dan más posibilidades de ver auroras boreales, sobre todo si acampas en lugares alejados. Es una gran opción si quieres evitar multitudes y disfrutar de paisajes alucinantes.

Invierno (noviembre a marzo)

El invierno pinta la península de blanco, pero requiere un poco más de preparación. Las temperaturas van de -2 °C a 3 °C y en diciembre y enero solo hay unas 4 o 5 horas de luz al día. Es muy recomendable un coche 4x4 si quieres salirte de las carreteras principales. Eso sí, entre febrero y marzo suelen bajar los precios, justo antes de que empiece la temporada de primavera.

una vista aérea de una montaña cubierta de nieve con un río que la atraviesa.

Road trips en la península de Snæfellsnes

Si no tienes tiempo de recorrer toda la Ring Road, Snæfellsnes es perfecto: volcanes, glaciares, cascadas y playas de arena negra, todo concentrado en una región compacta. Puedes conducir con calma, volver a tus sitios favoritos y que tu plan sea aún más flexible.

Cada estación tiene su gracia: la luz interminable del verano, los colores dorados del otoño y las auroras boreales iluminando los picos nevados en invierno. Vayas cuando vayas, Snæfellsnes no te va a dejar indiferente: tiene paisajes de película, es pequeñita y, por lo general, hay menos gente que en las rutas más populares del país.

¿Un consejo? Mantén la mente abierta y se flexible. El tiempo en Islandia puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, pero esa es parte de la magia. Ya sea disfrutando de un baño termal secreto o viendo la luz dorada del atardecer en Kirkjufell, en Snæfellsnes te vas a llevar recuerdos increíbles.

Preguntas Frecuentes

Para llegar desde Reikiavik, dirígete al norte por la Ruta 1 (la Ring Road) hacia Borgarnes. Después de pasar este pueblo, coge la Ruta 54 a la izquierda, que te lleva directamente a la península. El trayecto suele durar entre 2 y 2,5 horas en coche.

Sí, varias empresas ofrecen excursiones de uno o varios días desde Reikiavik. Suelen incluir transporte, guía y paradas en los lugares más emblemáticos: Kirkjufell, el Parque Nacional de Snæfellsjökull y algunos pueblos costeros.

¡Claro! Desde finales de septiembre hasta principios de abril, hay buenas probabilidades de verlas. Además, al estar la zona poco iluminada, la contaminación lumínica es mínima y eso ayuda a que se vean más intensas.

Sí, el glaciar es accesible para los visitantes y varias agencias ofrecen paseos guiados o tours en snowcat (sobre todo en verano). Siempre van con el equipo necesario y guías expertos para que explores la zona con seguridad.

En Islandia el tiempo puede cambiar rápido, así que lleva varias capas de ropa, incluyendo chaquetas impermeables y cortavientos. Calzado resistente es fundamental, porque el terreno puede ser irregular. No te olvides de una botella reutilizable, algún snack y, por supuesto, la cámara.